Días de agonía
No se donde esta mi casa, hoy me levante con ganas de oler boñiga de vaca, de sentir el olor a tierra mojada, bañada del roció de la madrugada, con ganas de oler a café recién molido de manos de mi viejo, de oler a manzanilla y a limones. Me levante con ganas de gritarle al mundo, de despreciarlo, como el me desprecio a mi; de gritarle que existo, que no me ha vencido. Sin embargo, abro mis ojos, tirado sobre los cartones de una incomoda habitación que nos acoge a mi hermano, Nacho, y a mí. Veo un fusil, recuerdo la mirada de terror de mi madre, recuerdo… y siento de nuevo miedo he impotencia. Recuerdo los hombres armados de botas y fusil en mano y sus caras fragosas e imponentes, no era guerrillas ni paramilitares, era una fuerza con más poder y menos piedad, y decidieron sacarme de mi casa, adueñarse de la vida de mi madre y condenarme para siempre a vivir del odio y el resentimiento, entre la soledad y el olvido, en un mundo que apenas conozco. Cada vez que despierto, bajo la mirada sofocante un cielo caleño, o en una sucia habitación, donde puede pasar la noche. Tengo pánico. Se acongojan mis entrañas sudan mis manos y el corazón me late tan fuerte que lo escucho. Desde niño no he querido estar solo y ahora estoy más solo que nunca.
En la ciudad. El ruido irrumpe mis oídos como tambores resonando en mi cabeza, el calor me sofoca, y el sol caleño incendia todo mi ser. Aunque, todo era mejor que vivir a la sombra de miles de fusiles entre la opresión y la muerte, pensé, sentado en la acera con el culo casi pegado al asfalto, al que no me he terminado de acostumbrar. El calor y el ruido de la avenida me confundían, era cada vez más absurdo pensar en el pasado, en la vida que deje atrás, en la finca, la vaca, el pueblo, la iglesia, la gente y en mi padre.
Mientras estaba ahí sentado en el anden de la avenida, en medio del espeso ruido de la ciudad, me invadió un profundo sentimiento de terror, mi mirada era casi inerte detenida en un punto vació, me siento solo y olvidado, había caminado varios kilómetros para llegar, ¿a donde?. No lo se. Y solo me senté ahí, a esperar que una manada de gente pasara sin ni siquiera detenerse en mi sufrimiento, y es que están tan saturados de rutina, que no se percatan de mi, que estoy ahí perdido, desorientado, que no conozco a nadie. Y entonces, siento que soy invisible, que camino en medio de la urbe y el tráfico, que los autos no me hacen daño, que mi afligido cuerpo se vuelve cada vez más ligero, como una pluma que se dirige donde la conduce el viento. Ahora soy invisible, desde que me arrebataron lo que quería. Estoy muerto. Soy un espectro cadavérico caminando entre las avenidas de la sucursal del cielo, que de bello y hermoso no tiene nada, solo es un cielo que cubre, ignora e invisibiliza el sufrimiento, la pobreza y el dolor provocado por las armas, la sangre, la frialdad y alentado por el olvido y un estado corrupto que margina e impone, lleno de bufones que pregona lo que piensan, justifican lo que hacen mal y pisan sin piedad lo que les estorba.
Descripción de la historia
Tiempo: 2009, Cali- Colombia, días de agonía
Historia: Es la historia de un joven campesino llamado Otto, de 15 años, que pierde a su padre durante una arremetida de la fuerza publica en casa, donde no solo matan a su padre sino que lo obligan a no volver a el pueblo donde vive y decide desplazarse a la ciudad de Cali, junto con su hermano Nacho, donde tiene una terrible crisis existencial debido que no encuentra ayuda ni apoyo de ningún ente, ni de ciudadanos, ni de estado, ni gobierno; quien es el directamente responsable del despojo de sus tierras debido a que el y su familia fueron tildados de guerrilleros.
El joven no encuentra salida y vive días de agonía que culminan finalmente en una fría muerte causada por que el joven esta extremadamente aturdido.
Acción – reacción: Ante la acción de la fueraza y la violencia de cierto grupo armado de la fuerza publica, el protagonista se ve obligado a abandonar su hogar y su lugar de origen, de donde nunca ha salido, y a enfrentar duras situaciones, que lo aturden al punto que su cuerpo reacciona ante el dolor oprimiendo su valentía y aflorando sus inseguridades para que finalmente actué como un loco y decida perderse en la realidad.
*Otto (protagonista): un muchacho animoso, crítico, inteligente y reflexivo que ante la pérdida de lo que amaba se mostró débil y lleno de temores, pero tan inteligente y capaz de superar cualquier adversidad.
*antagonista: el antagonista se muestra anónimo reflejado en las acciones de la fuerza pública, pero puede personificarse en un político corrupto con mucho poder, despiadado y cobarde, que decide acusar de guerrilleros a una familia humilde de campesinos y condenarlos al exilio. Y que al mismo tiempo ignora y margina al protagonista.
No se donde esta mi casa, hoy me levante con ganas de oler boñiga de vaca, de sentir el olor a tierra mojada, bañada del roció de la madrugada, con ganas de oler a café recién molido de manos de mi viejo, de oler a manzanilla y a limones. Me levante con ganas de gritarle al mundo, de despreciarlo, como el me desprecio a mi; de gritarle que existo, que no me ha vencido. Sin embargo, abro mis ojos, tirado sobre los cartones de una incomoda habitación que nos acoge a mi hermano, Nacho, y a mí. Veo un fusil, recuerdo la mirada de terror de mi madre, recuerdo… y siento de nuevo miedo he impotencia. Recuerdo los hombres armados de botas y fusil en mano y sus caras fragosas e imponentes, no era guerrillas ni paramilitares, era una fuerza con más poder y menos piedad, y decidieron sacarme de mi casa, adueñarse de la vida de mi madre y condenarme para siempre a vivir del odio y el resentimiento, entre la soledad y el olvido, en un mundo que apenas conozco. Cada vez que despierto, bajo la mirada sofocante un cielo caleño, o en una sucia habitación, donde puede pasar la noche. Tengo pánico. Se acongojan mis entrañas sudan mis manos y el corazón me late tan fuerte que lo escucho. Desde niño no he querido estar solo y ahora estoy más solo que nunca.
En la ciudad. El ruido irrumpe mis oídos como tambores resonando en mi cabeza, el calor me sofoca, y el sol caleño incendia todo mi ser. Aunque, todo era mejor que vivir a la sombra de miles de fusiles entre la opresión y la muerte, pensé, sentado en la acera con el culo casi pegado al asfalto, al que no me he terminado de acostumbrar. El calor y el ruido de la avenida me confundían, era cada vez más absurdo pensar en el pasado, en la vida que deje atrás, en la finca, la vaca, el pueblo, la iglesia, la gente y en mi padre.
Mientras estaba ahí sentado en el anden de la avenida, en medio del espeso ruido de la ciudad, me invadió un profundo sentimiento de terror, mi mirada era casi inerte detenida en un punto vació, me siento solo y olvidado, había caminado varios kilómetros para llegar, ¿a donde?. No lo se. Y solo me senté ahí, a esperar que una manada de gente pasara sin ni siquiera detenerse en mi sufrimiento, y es que están tan saturados de rutina, que no se percatan de mi, que estoy ahí perdido, desorientado, que no conozco a nadie. Y entonces, siento que soy invisible, que camino en medio de la urbe y el tráfico, que los autos no me hacen daño, que mi afligido cuerpo se vuelve cada vez más ligero, como una pluma que se dirige donde la conduce el viento. Ahora soy invisible, desde que me arrebataron lo que quería. Estoy muerto. Soy un espectro cadavérico caminando entre las avenidas de la sucursal del cielo, que de bello y hermoso no tiene nada, solo es un cielo que cubre, ignora e invisibiliza el sufrimiento, la pobreza y el dolor provocado por las armas, la sangre, la frialdad y alentado por el olvido y un estado corrupto que margina e impone, lleno de bufones que pregona lo que piensan, justifican lo que hacen mal y pisan sin piedad lo que les estorba.
Descripción de la historia
Tiempo: 2009, Cali- Colombia, días de agonía
Historia: Es la historia de un joven campesino llamado Otto, de 15 años, que pierde a su padre durante una arremetida de la fuerza publica en casa, donde no solo matan a su padre sino que lo obligan a no volver a el pueblo donde vive y decide desplazarse a la ciudad de Cali, junto con su hermano Nacho, donde tiene una terrible crisis existencial debido que no encuentra ayuda ni apoyo de ningún ente, ni de ciudadanos, ni de estado, ni gobierno; quien es el directamente responsable del despojo de sus tierras debido a que el y su familia fueron tildados de guerrilleros.
El joven no encuentra salida y vive días de agonía que culminan finalmente en una fría muerte causada por que el joven esta extremadamente aturdido.
Acción – reacción: Ante la acción de la fueraza y la violencia de cierto grupo armado de la fuerza publica, el protagonista se ve obligado a abandonar su hogar y su lugar de origen, de donde nunca ha salido, y a enfrentar duras situaciones, que lo aturden al punto que su cuerpo reacciona ante el dolor oprimiendo su valentía y aflorando sus inseguridades para que finalmente actué como un loco y decida perderse en la realidad.
*Otto (protagonista): un muchacho animoso, crítico, inteligente y reflexivo que ante la pérdida de lo que amaba se mostró débil y lleno de temores, pero tan inteligente y capaz de superar cualquier adversidad.
*antagonista: el antagonista se muestra anónimo reflejado en las acciones de la fuerza pública, pero puede personificarse en un político corrupto con mucho poder, despiadado y cobarde, que decide acusar de guerrilleros a una familia humilde de campesinos y condenarlos al exilio. Y que al mismo tiempo ignora y margina al protagonista.
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